Los que hayáis leído todos los libros de Fairy Oak: esto os interesará mucho. Para los que no: No creo que esto os interese…
Seguro que os quedasteis con las ganas al terminar “Adiós, Fairy
Oak”. “¿Qué pasó con Vainilla y Jim? ¿Y con Pervinca y Grisam? ¿Volvió
Felí a Fairy Oak?” Bueno, pues la dueña del blog Magia y Hechizos Eternos no pudo resistirse a escribir una continuación. Es tan buena que parece que la ha escrito la propia Elisabetta Gnone:
¡Ah! Antes de empezar, que se tenga en cuenta que el personaje preferido de Angy es Pervinca.
Pervinca se despertó tras un sueño ligero, como siempre. Pero
ese no era un día cualquiera, sino uno muy, muy especial. Miró de
soslayo a su hermana, que estaba como un tronco. Y se quedó tumbada en
la cama, observando la vieja telaraña abandonada que colgaba de la
estantería. Imaginó el día entero, aquel desayuno matinal con toda
clase de delicias que compartían siempre con los Burdock. Después
acabarían con los preparativos de la fiesta mientras mamá Dalia
preparaba la tarta. Al mediodía llegarían los amigos con las
felicitaciones y los regalos y seguro que –“Scarlet meterá su fea nariz
donde no le toca”-pensó, con rabia. El sonido de un timbre la
sobresaltó, haciéndola salir de sus cavilaciones. Se levantó y se
vistió a toda prisa. -¡Felí, porfa, baja y ve a ver si son Duff y
Grisam!- me pidió. En realidad, pienso que le importaba más el
jovencito que el mayor. Pero yo ya no me encontraba allí, sino que
estaba sobrevolando el pueblo para llevarme un último y bello recuerdo.
-¿Felí?-repitió, dudosa. Después miró mi tarro vacío y suspiró…
hasta que recordó qué día era. Sí, era su cumpleaños y el de Vainilla
pero cumplían 15 años y todos sabían lo que ocurría…
Bajó las escaleras a trompicones mientras que el timbre seguía insistiendo.
-¡Ya voy, que ya voy!-gruñó. Y abrió la puerta, viendo el rostro molesto de Duff y la cara radiante de Grisam.
-¡Felicidades!-le dijo. Sin embargo, Vi tenía la cabeza en otro sitio.
-¿Habéis visto a Felí cuando veníais?
Los dos Burdock negaron con la cabeza, comprendiendo la situación.
-Tampoco está con Tomelilla porque a ella sí que la hemos visto.
-Oh, no…
-¿Quién es?- preguntó mamá Dalia desde el dormitorio.
-¿Quién va a ser si no?-le gritó Babú, que en ese momento bajaba con una sonrisa pícara al ver la escena.
-Felí…- Pervinca no sabía por dónde comenzar. Optó por callar por
que no sabía cómo decírselo sin que a ella le doliera demasiado. Miró a
su amigo, buscando ayuda.
-¿Qué pasa con ella?
-Mira, Vainilla, hoy al cumplir 15 vuestra hada ha acabado su
misión, y lo más probable es que ya se haya marchado porque no sabemos
dónde está- dijo éste, de un tirón. La joven Bruja de la Luz necesitó
varios instantes para reaccionar. Vi se temió que se pasara la mañana
llorando, y en el fondo ella también deseaba hacerlo. Pero tenía que
mostrarse fuerte, para ayudarla. Pero Babú, ante la sorpresa de todos,
alzó una cara serena y decidida.
-Voy a buscarla, seguro que no ha ido muy lejos-y acto seguido, abrió la puerta y salió.
-¡Espera, voy contigo!
-Pero bueno… ¿qué pasa aquí?-preguntó Cícero llegando medio adormilado.
Vainilla se fue al puerto, desesperada, la conmoción le impedía
sentir tristeza. Y me habría alcanzado si no fuera por un hecho
totalmente inesperado. Una voz masculina y joven la llamó por su nombre
cuando ella pasó por delante suya. Y al girarse se olvidó de todo su
alrededor, quedándose helada. Se llevó una mano a la boca notando cómo
sus labios pronunciaban su nombre a pesar de que él haya cambiado
tanto. Era absurdo, no podía estar aquí. Pero su mirada y su sonrisa
seguían iguales. ¡Jim! Había pasado tanto, pero que tanto tiempo… ¿qué
hacía él allí? ¿O era otro sueño? Éste dio un paso hacia ella,
contemplándola, grabando esa nueva imagen de ella en su memoria para
siempre, sin dejar ni un solo detalle para compensar todo lo que la
había echado de menos, tanto que casi se volvía loco. A menudo la había
soñado, entre sus brazos y escuchando su voz en su imaginación. Ahora
la tenía delante, real, tan perfecta y añorada. Babú no fue tan fuerte
y se lanzó a sus brazos, dejando que sus ojos se humedecieran. Todavía
no se lo podía creer… ¡Por fin! Todos esos años escribiéndole,
anhelándole, pensando en cómo estaría. Ahora lo tenía allí, podía verlo
de verdad, oler su exquisita fragancia, notar la suavidad de su
cabello, sentir la aspereza de su ropa, todo indicaba a él, a Jim, Jim,
Jim…ahora se podía repetir eternamente su nombre sintiendo algo
diferente a cuando lo hacía antes, en soledad y con la única compañía
de su deseo. Ahora por fin iba a estar junto a él.
-Imposible, ahora ya habrá salido del pueblo- comentó Grisam.
Pervinca sentía ganas de llorar pero las reprimía. Era
tan…inimaginable. Ella, su hadita, que la había visto nacer y ha estado
siempre allí de repente dejaba de estar. Él pareció darse cuenta.
-Espera aquí-le dijo y acto seguido se fue corriendo. Vi se
quedó allí, de pie y sola, hundida mientras notaba cómo su corazón
temblaba al ritmo de las hojas de los árboles. Cuando sintió que no
podía más, con su paciencia al límite y dispuesta a mandar al quinto
pino al mago e irse a un sitio donde no la encontrara nadie, éste
apareció. Le cogió de la mano y comenzó a caminar rápidamente hacia
quién sabía dónde.
-¿Adónde me llevas?-Preguntó Vi intentando alcanzar su ritmo.
-Al bosque-respondió, lacónico.
Ya no hablaron más durante toda la caminata. En un momento dado,
cuando la bruja sintió una peligrosa crisis emocional, se convirtió en
ave. Éste hizo lo mismo dando lugar a la criatura que llevaba su
sobrenombre, el Halcón Blanco. Y siguieron volando en silencio. Les
gustaba volar a ambos, era una experiencia increíble y convertirse
en pájaro (o en libélula, mosca, etc) era la única manera de hacerlo de
día. Cuando llegaron por fin al Bosque, cerca de la casa de Shirley,
ella se volvió de nuevo humana. Y a continuación hizo algo que nunca
había hecho salvo con su hermana: se abrió. Lloró y lloró hasta que se
le acabaron las lágrimas en compañía de Grisam. Éste no conocía su
dolor porque nunca había tenido un hada pero imaginó cómo sería si su
madre de pronto desaparecía y comprendió inmediatamente parte de lo que
sentía.
-Lo siento…-susurró Pervinca ronca cuando ya veía el mediodía
alumbrar. Pronto llegarían los invitados, pero ella no estaba en
condiciones de sonreír a nadie, más bien quería morder.
-Toma, pensé que te gustaría- le dio una cajita agujereada.
-¿De dónde la has sacado?
-Con el hechizo esconde cosas.
-Oh… ¿y tu romanticismo de siempre?- Vi quiso olvidar su ridícula escena de antes y animar un poco la situación.
-No sé…se habrá evaporado junto a tus lágrimas- La picó. Ésta bajó
la cabeza, cohibida y milagrosamente sin replicar.-Anda, ábrelo. Me
están entrando urticarias al verte así.
-¡Rayos! Pero si es…
-Sí, supuse que la echarías de menos.
-Jaja…podría ser la hija de Regina…-en efecto, era una araña
enorme, peluda y gris. A la chica le pareció la criatura más increíble
del mundo, quizás sí era descendiente de su desaparecida mascota.
-Es el mejor regalo que me has dado nunca…de verdad, gracias. Pero
por favor, no me sueltes ahora una escena demasiado empalagosa.
-¿Quieres que volvamos, bruja tozuda?-dijo este, divertido viendo
por fin a la Vi que él conocía- ya veo que pase lo que pase tu alergia
hacia lo romántico no se va.
-Espera…quiero quedarme un poco más ¿sabes? Yo también te daré un regalo.
-Pero si el cumpleaños es tuy…
La chica lo silenció poniéndole un dedo en sus labios. Después
cerró los ojos y le besó. ¡Cuántas veces había imaginado ese momento!
Todavía no se creía que lo hubiera hecho. Dejó que sus sentimientos se
satisficieran en ese pequeño roce. A él le pilló tan de sorpresa que
cuando reaccionó ella ya se había separado.
-Ahora te lo digo en serio, como te cases con otro te convierto en la segunda hija de Regina.
-Descuida maguito.
Esta vez fue él el que la cogió por la cintura, la atrajo hacia sí
y la besó de forma apasionada. Llevaba casi una vida enamorado de ella
y ahora se daba cuenta de cuánto la había anhelado.
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Ay, ¡estaba superhipermeganerviosa! ¿Se acordarían aún de mí?
Bueno, eso es obvio que para algo me habían llamado, pero… ¿iba a ser
lo mismo? Después de tanto tiempo… ¿habían pensado tanto en mí como yo
en ellas, me habían echado de menos? ¿Y ella? ¿Cómo estaría ella?
Decidí dejar mis preguntas para después, porque si no sería capaz de
pasarme la eternidad allí plantada, en aquel lugar tan conocido y
añorado, donde había vivido quince años. “Nosotras tenemos una vida muy
larga, pero las brujas no…”-me recordé. Así que levanté los brazos
temblorosos y pulsé el timbre con todas mis fuerzas. Sonó demasiado
fuerte, tanto que ya era demasiado tarde escapar. Temí morir antes de
que abrieran la puerta, pero ésta de repente lo hizo con un chasquido y
una mujer de cabellos color canela y mirada inteligente me abrió. ¡Hada
mía, Pervinca! Mi pequeña Vi, cómo había cambiado…entonces no quería ni
imaginar a Babú, embarazada de mi futura responsabilidad. Ésta también
asomó por la puerta, acompañada de un hombre con varios mechones
emblanquecidos por la edad. Cícero… ¿Y los demás? ¿Cómo estarían si
esta poca gente que me he encontrado ya ha cambiado tanto? Pervinca, a
pesar de ser ella la que me había solicitado (ay, pronto se convertiría
en tía) se quedó muda como una estatua. Fue Vainilla la que habló, con
su habitual alegría y gran emoción:
-¡Felí!
23-2-2011
Angy.W
Aquí hay algunas fotos
Vainilla y Jim
Pervinca y Vainilla
Pervinca (Vi)
Grisam
Sifeliztúserásdecírmeloquerrás
Pero no vale haberlo continuado mass! que me estaba enganchando :)
ResponderEliminarEso haz otro que me encantan.
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